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—No lo hará. Puedo confiar en ella. —La miré enfáticamente—. ¿Puedo Lali?
Fue más una afirmación que una pregunta. Ella lo pensó por un momento y aunque supe que ninguno de mis hermanos estaba convencido de que ella estaba diciendo la verdad, yo le creí completamente cuando dijo:
—Puedes.
Mariana.
Nunca olvidaré la conversación en la mesa de comedor de Peter en mi primer "día" en la Sombra de Sangre. Por un lado, fue la primera conversación en la que me senté en donde las personas que me rodeaban hablaban sobre mí y mi futuro como si yo no estuviera presente.
Hace apenas un día, realmente no era mucho más que la sombra de Gaston Dalmau. En el lapso de unas catorce horas, estaba sentada allí, con dos vampiros discutiendo sobre a cuál de ellos pertenecía.
No estaba encantada de "pertenecer" a alguien, pero sería una maldita mentirosa si no admitiera que estaba halagada. Sin embargo, no fue el enfrentamiento de hermanos a la hora de quien tiene el poder sobre mí lo que hizo una impresión tan perceptible en mí esa mañana. Fue la mirada en los ardientes ojos azules de Peter cuando preguntó si podía confiar en mí.
No supe por qué lo hice, pero en ese momento, decidí que él podía. Aún empeñada en escapar de mí cautiverio, me pregunté cómo iba a lograr eso sin dejar de mantener la confianza de Peter. Me di cuenta de que si yo iba a escapar, romper su confianza era inevitable. Mientras todavía estuviera dentro de los límites de la Sombra, sin embargo, estaba claro que el lugar más seguro para estar era con Peter.
Después de mi fallido intento de fuga esa mañana, me di cuenta de que yo no estaba cerca de
salir de la Sombra de Sangre a corto plazo. Si yo iba a escapar, tenía que tener un plan. Yo no podía solo irme. A pesar de mi hambre, apenas era capaz de picar a través de mi desayuno.
La presencia de Benjamin es desconcertante. Cada vez que él estaba cerca, todavía podía recordar la forma en que me tocó al volver a la mazmorra. No había duda en mi mente que sin Peter o incluso Candela para detenerlo, no tendría reparos en hacer lo que quisiera conmigo. Él me aterrorizaba y en las pocas horas que había estado allí, pude ver de inmediato por qué Peter era un mejor hombre.
Candela me miró con recelo en la mesa de desayuno y no pude evitar sentir como si estuviera midiendo mi valor. Se lamió los labios antes de mirar a Peter.
—Tenemos que hablar de algo muy importante sobre la Sombra de Sangre, algo que ella no puede oír. No me fío de ella tanto como tú pareces hacerlo.
Los ojos de Peter detuvieron en mí durante un par de segundos antes de dar un suspiro.
—Puedes irte, Lali.
—¿Y hacer qué? —No podía dejar de preguntar.
—Entretente por ti misma, explora... No... haz lo que sea que quieras, pero quédate en el pent-house. Puedes tener a las otras chicas a tu disposición. Encuentra algo que hacer para divertirte a ti misma.
Levanté una ceja, sorprendida de que él confiara en mí después de que acabara de intentar escapar y me sorprendí a mí misma al detectar la necesidad de honrar la confianza de mi captor.
—Candela dijo que todavía hay habitaciones que podemos... ¿decorar? ¿Puedo tener una habitación?
Parecía curioso por saber para qué necesitaba una habitación extra, pero probablemente no vio nada malo en ello.
—Por supuesto. Estoy seguro de que Candela se encargará de que tengas todo lo que pidas. ¿No es así, Cande?
Candela asintió después de darme una rápida mirada irritada.
—Por supuesto.
Fue cuando me di cuenta de lo influyente que era Peter en la Sombra de Sangre. Ni siquiera Benjamin o Candela se opusieron a su orden. Me preguntaba por qué. ¿Qué les hizo temerle y honrarlo tanto? No iba a encontrar mi respuesta entonces, así que pedí permiso para irme, deseosa de escapar de mis captores. Hice mi camino a través de los pasillos para encontrar donde mantenían a las otras chicas. No pasó mucho tiempo para que las encontrara, porque los guardias estaban apostados fuera de sus puertas.
—El príncipe me ha enviado —les dije.
Ellos intercambiaron miradas. Uno asintió hacia el otro y el guardia se dirigió hacia Peter, o eso supuse. No tenía más remedio que esperar a que él volviera después de recibir instrucciones del propio Peter. Miré al guardia que quedaba allí conmigo.
—¿Puedo hacerle una pregunta?
Levantó una ceja, tal vez sorprendido de que me atreviera a hablar con
él.
—Adelante.
—¿Quién es Peter Lanzani exactamente? ¿Por qué está todo el mundo tan asustado de él?
—Me gustaría pensar que, después de que hiciste lo imposible y ganaste su favor en el lapso de una noche, sabrías más de él que cualquier otra persona. Debes haberlo complacido tanto la última noche que él realmente mataría a un guardia por ti.
Me encontré incómoda ante lo que estaba tratando de dar a entender.
—¿Qué quiere decir con complacerlo? ¿Cree que...?
—¿Qué otra cosa podrías haber hecho desde que llegaste?
Podía sentir el calor subir a mis mejillas, ruborizándome tan roja como la sangre que corría
por mis venas.
—Eso no es... ¡Yo nunca lo haría! —Ahí estaba yo, una virgen, que se rumoreaba había dado
el príncipe recién despertado una agradable noche en la cama.
Él frunció el ceño, un brillo divertido en las esquinas de sus ojos.
—¿Quieres decir que no…?
Mis ojos se abrieron.
—¡No! No soy esa clase de chica…
—Estoy seguro de que no, pero ¿puedes culparnos por pensar que sería el tipo de hombre que sería capaz de obligarte a hacer cosas que normalmente no harías?
Yo estaba sin palabras. Abrí la boca para decir algo en mi defensa, pero nada salió. Entonces arrugué las cejas, ya que el primer pensamiento que vino a mi mente una vez que superé mi sorpresa fue: Peter no es ese tipo de chico.
Para mi alivio, el guardia parecía haber terminado el asunto. Él se rió entre dientes, aparentemente divertido por mi sorpresa.
—Soy Nicolas —se presentó, una sonrisa fácil formándose en sus labios. El hombre rubio con una estructura delgada y corta barba era más que un par de centímetros más alto que yo, aunque me di cuenta que estaba en sus veintes, cuando se relajó.
Sabía que sería una tonta al confiar en él de inmediato, pero se sentía como que había encontrado un amigo en él. Le dediqué una pequeña sonrisa.
—Lali.
—Como si no supiera eso. —Me guiñó un ojo—. El príncipe es conocido por ser exigente con las mujeres. El hecho de que él te esté dando la atención que estás recibiendo prácticamente te hace una celebridad aquí.
No estaba segura de cómo reaccionar ante eso. Estaba acostumbrada a ser oscura e invisible.
Recibir la noticia de que yo era conocida por todos, era una sensación a la que no estaba acostumbrada, pero la encontré más que... halagadora.
—Para responder a tu pregunta, perteneces a una leyenda. Peter Lanzani hizo posible la Sombra de Sangre. Muchos vampiros sobrevivieron a los Cazadores de la Oscuridad debido a su liderazgo. Encontró esta isla, construyó la Fortaleza Carmesí y ganó a Gimena, la bruja más poderosa de su tiempo, de nuestro lado. Él es el vampiro más poderoso y venerado de la Sombra de Sangre.
Yo contuve la respiración, sorprendida por la información. Sabía que Peter era algo importante para el aquelarre, pero no me esperaba que tuviera toda esa historia legendaria tras él.
—Guau.
—Guau es correcto. —Asintió Nicolas.
Justo entonces, el otro guardia regresó. Él se encogió de hombros.
—Las instrucciones del príncipe son que siempre que no se trate de permitirles salir del pent-house, tenemos que hacer lo que sea que diga.
Nicolas me sonrió.
—Parece que tenemos una nueva princesa. —Luego abrió la puerta para revelar a las otras chicas.
—Nico, amigo —dijo el otro guardia—, no creo que hacerte amigo de la musa del príncipe sea bueno para tu salud.
—Relájate, Agus. Ella está de acuerdo.
Levanté las cejas y les di una mirada divertida. Me iban a gustar los dos. Entré a los cuartos de las chicas, sin saber muy bien qué esperar. Cuatro pares de ojos se posaron en mí cuando entré. Me sorprendí al encontrar que todas lucían aliviadas de verme.
Me di cuenta de que ni siquiera sabía sus nombres y ellas no sabían el mío, pero era casi como si fuéramos amigas perdidas hace tiempo, porque todas las cuatro chicas comenzaron a lanzar sus brazos alrededor de mí.
—¿Estás bien?
—¿Qué te ha hecho?
—Él no... te forzó, ¿verdad?
—¿Sabes lo que van a hacer con nosotras?
—¿Vamos siquiera a conseguir ir a casa?
—¿Has visto lo que hay afuera? ¿Hay alguna forma de que podamos escapar?
Pregunta tras pregunta me llegó antes de que pudiera llegar a una respuesta única. Traté de calmarlas y sentarlas para poder responder a sus preguntas. Empecé con:
—Estoy bien. No me fuerza o me lastima o se alimenta de mí. Y no creo que lo haga.
Sinceramente, creo que ya que estamos aquí en la Sombra de Sangre, nuestra mejor opción de supervivencia es permanecer congraciadas con Peter Lanzani.
Yeni divina de mi corazón, unito más please!!
ResponderEliminardale :) *puchero y carita tierna*
más más más más más
ResponderEliminarAisssss me encanta es poco muy buena la nove
ResponderEliminarquiero otro capítulo por fa besos Naara
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