martes, 26 de noviembre de 2013

A Shade of Vampire: Capitulo 17.

¡Holas :)! casi, casi, solo uno y terminamos :( y no nos leeremos hasta mañana ;)... se los dejo rapidito chauuuu.



Twitter: @AnglesCasi.
Blog: abetterworldlaliter.blogspot.com.

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—¿Alguno de ustedes probó su sangre? —demandó Peter, el tono de su voz nada menos que amenazador. 

Verlo por detrás, la manera en que sus hombros subían con cada aliento y la forma en que sus músculos sobresalían, me dijo cuán desesperadamente trataba de mantener su temperamento bajo control. 

—Su Alteza, yo... yo no quise… —Rasposo se sacudía tanto que apenas pudo pronunciar las palabras—. Yo no sabía...

Lo que sucedió entonces no era como nada que hubiera presenciado antes. Peter soltó el cuello de Rasposo y, sin vacilación alguna, clavó la garra en su pecho. Podía oír el sonido de la carne rompiéndose cuando Peter sacó su mano con el sangriento y aún latente corazón.

Mis rodillas se debilitaron y me encontré cayendo al suelo. Jamás imaginé —ni una vez en mi vida— que vería a alguien arrancarle literalmente el corazón a otra persona. Ni siquiera puedo soportar mirar películas sangrientas. Ver algo como eso en persona era inmanejable para mí. 

Peter ahora se centró en Chillón, que escupía disculpas profusas. 

—Cállate.

Chillón no perdió tiempo en cerrar la boca y ahorrarnos el molesto sonido de su voz. 

—Nunca toques lo que es mía. Lali Espósito es mía. Quienquiera que la lastime responderá
ante mí. ¿Comprendido? —gruñó Peter. 

Chillón asintió. 

—Por supuesto, su... su... Majestad.

Peter soltó el cuello de Chillón, y el guardia se escabulló rápidamente del príncipe. Peter miró el ahora muerto corazón que sostenía con su mano derecha y lo tiró a un lado.

Entonces se limpió la sangre de Rasposo de las manos utilizando la camisa del guardia muerto. Se puso de pie en toda su altura y se giró, sus ojos cayendo sobre mí. Pensé en huir de él, pero vi la inutilidad en ello. Me miraba intensamente, y me encontré temiendo su ira. 

—Levántate, Lali.
  

No perdí tiempo en levantarme. Esperaba experimentar alguna forma de dolor. En vez de eso, lo encontré mirando la longitud de mis piernas, preocupado por los rasguños que vio allí. Sacó un puñal que había ocultado en una de sus mangas. Lo miré, preguntándome si iba a usarlo para enseñarme alguna clase de lección. En vez de eso, se cortó su propia palma con ella. 

A pesar de mi temor de él, di un paso al frente, preocupada por él por un momento.

—¿Qué haces? —Mis ojos estaban pegados a la intensa sangre roja que ahora caía de la palma de su mano... su sangre. 

—No deberías haber hecho lo que hiciste. —Fue toda la respuesta que conseguí. Levantó la palma, dirigiéndola hacia mi boca—. Bebe.

Mis ojos se abrieron de par en par mientras miraba su palma sangrienta. Tragué, sintiéndome enferma. 

—¡No puedo!

—Lo harás. Curará tus raspaduras —insistió—. Llevarte de regreso a las Residencias con
todos esos rasguños ensangrentados solo te convertirá en un objetivo andante para cada vampiro con que nos crucemos.

Le di una mirada incrédula, preguntándome si él también quería beber mi sangre en ese momento. Las lágrimas comenzaban a humedecer mis ojos, pero supe por su expresión que no dejaríamos este lugar hasta que yo hiciera lo que él me ordenaba. 

—Bebe, Lali —repitió, más seriamente esta vez, la impaciencia obvia en su tono de voz—. Mi mano se curará en solo un par de segundos. Y no quiero tener que cortarme otra vez.

Miré una vez más su palma, incapaz de creer lo que estaba a punto de hacer. Sostuve su muñeca con una mano, y sus dedos con la otra. Noté cómo su mandíbula se tensó en el momento en que lo toqué. Tragué saliva antes de hacer lo inconcebible, y entonces empecé a chupar la sangre de la palma de su mano hasta que su herida auto-infligida se cerró.

Retrocedí, el extraño sabor de su sangre agobiando mis papilas gustativas.

—Bien —dijo, y limpió el espeso líquido rojo que manchaba los rincones de mi boca. Sus ojos fijos en mí eran muy intensos.


Verifiqué las raspaduras que tenía en las piernas. Como él dijo, todas se habían curado. No supe si sentirme aliviada o no. Todavía no podía asimilar el hecho que acababa de beber sangre, la sangre de un vampiro. Ni siquiera había pensado que ellos tuvieran su propia sangre. Fui consciente entonces de cuánto temblaba. 

Peter se acercó más cerca a mí y rozó su pulgar contra mi pómulo. 

—¿Estás bien?

Me paré, inmóvil, mis ojos yendo hacia el cadáver del guardia en el
suelo. 


—Lo mataste —dije, mostrando cuán aturdida me sentía—. Como si nada… Está muerto.
Peter dejó salir un profundo suspiro, una expresión estoica sobre su rostro cincelado.

—Tuve que hacer un ejemplo de él. El otro guardia le dirá al aquelarre entero que tú no debes ser dañada gracias a lo que hice. Es más seguro así. Además, él había probado tu sangre. Tenía que morir.

Yo aún lo miraba con una expresión aturdida en la cara. 

—Iba a matarte. Había probado tu sangre, Lali. Dudo que hubiera tenido suficiente autocontrol como para evitar devorarle por completo. —Levantó una ceja, su humor aligerándose un poco—. A juzgar por la expresión en tu cara cuando ambos estaban a punto de hundir sus dientes en ti, supuse que sabías que no podrías persuadirlos con tus palabras como hiciste conmigo.

Recuerdos de la noche anterior fluyeron por mi cabeza. Recordé cuán conflictivo parecía
Peter cuando me aplastó contra ese pilar, listo para hundir sus colmillos en mí. No había habido ningún conflicto en el vampiro que acaba de matar.

Me encontré intrigada por Peter, aún más que antes. Él era una paradoja, una contradicción caminante. Cómo era capaz de cometer un acto tan violento sin ninguna vacilación en un momento y ser tan apacible conmigo justo después era algo que me desconcertaba completamente. 


Pude sentir sus ojos recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza, entonces retrocedió un paso. 

—Has estado corriendo durante horas, ¿no es así? —concluyó. 

Casi me sentí avergonzada al admitirlo. 

—Se siente como si fuera así.

—Incluso si consiguieras cruzar el muro, estás en una isla, Lali. A menos que puedas nadar kilómetros y kilómetros, sobrevivir a los tiburones y llegar a tierra, no hay salida de aquí.

Antes de que pudiera responder a eso, él me levantó en sus brazos como si no pesara nada, y
en apenas minutos estuvimos de vuelta en su pent- house. Me llevó a mi habitación y me dejó de pie en el suelo. 

—Desayunaremos en un par de minutos. Vístete con algo que no sea eso. —Miró mi vestimenta deliberadamente. Se me ocurrió que, teniendo en cuenta el tiempo que él había estado durmiendo, probablemente nunca había visto a una mujer con una sudadera y pantalones cortos. Pero teniendo en cuenta cuán desgastada y sucia estaba mi ropa luego de mi "corrida" matutina, vi por qué no la encontraba atractiva. 

Antes de girarse hacia la puerta, se detuvo y me preguntó: 

—¿Hay algo que necesites, Lali?

Necesito salir de aquí, quería decir. En vez de eso, sacudí la cabeza. 

—No.

Él asintió y se dirigió a la puerta. Se detuvo cuando estaba a punto de abrirla. Me dio una advertencia final:

—Solo arriesgarás tu vida tratando de escapar, Lali. Así que mejor simplifiquémoslo. Nunca vuelvas a intentarlo.

4 comentarios:

  1. ay la salvo!!
    sabes que yo no me molesto Peter si cambiamos lugares con Lali!!
    más!!

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  2. Ah el último capítulo lo acabó de terminar de leer es que anoche ya eran como a la una dela mañana y tenía sueño entonces me dormi =D me encantarOn besos Naara

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  3. subí así todos los días! xþ jajaj

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  4. yes mini maratoooooon todos los días! Jeje

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