lunes, 2 de diciembre de 2013

A Shade of Vampire: Capitulo 21.

¡HOLAS mis nenas! :) ¿Cómo tan? :) , espero que estén pasando un lindo lunes... faltan 18 días para que mis primas vengan de Miami y no hay nada en este mundo que me ponga triste, asique, comenten mucho, las quierooo, mucho, mucho, mucho.

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Blog: abetterworldlaliter.blogspot.com .

;)

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Chupé la sangre de mi joven víctima y justo cuando estaba por beber la última gota: la que causaría que su corazón dejara de latir, un momento de claridad vino a mí. Por razones que no podía entender o siquiera comprender —y no estaba seguro de si  quería— me di cuenta que todo el tiempo que estuve sosteniendo a esta bella extraña en mis brazos, alimentándome de ella, se sentía como si estuviera traicionando a Lali.

Mariana.


Era imposible no saber que Peter había llegado ya al pent-house. Las chicas y yo , Mery, Daky, Euge Rochi— estábamos cocinando lo que asumimos sería la cena. Era difícil de decir considerando la falta de luz del sol, pero todas decidimos que estábamos hambrientas y basadas en nuestras estimaciones de cuantas horas habían pasado, era la cena. 

Estábamos teniendo en realidad un buen rato. Ya le había dicho a las chicas que no había forma de escapar —al menos no todavía— no hasta que tuviéramos un plan solido, así que solo pasamos el día tratando de hacer lo que Peter nos sugería hacer: entretenernos a nosotras mismas. Vimos TV, leímos libros, e hicimos planes de lo que queríamos hacer con el cuarto extra que Peter me permitió tener. Hasta los guardias, Nicolas y Agus, parecían disfrutar de nuestra compañía. Ellos definitivamente no dieron signos de querer chuparnos a ninguna de nosotras hasta dejarnos secas.

Así que cuando Peter irrumpió en el pent-house, gritando mi nombre como si fuera homicidio sangriento, realmente no tenía ni idea de lo que había hecho mal o por qué parecía tan enojado conmigo. Lo que sí sabía era que sentía nada excepto terror mientras me aproximaba a él tan rápido como me era posible.
  
Él estaba de pie en el centro de la sala de estar, músculos tensos, sangre cayendo de las esquinas de sus labios, luciendo más amenazante de lo que lo había visto lucir antes. La delgadez de su cuerpo se hinchó con cada respiración mientras daba unos pasos firmes hacia mí.


—¿Qué sucedió? —me las arreglé para chillar en pregunta.

En respuesta, él agarró mis hombros y me levantó del suelo. Gemí para mis adentros, bastante segura de que mi espalda iba a golpear de nuevo una pared o cualquier superficie lo suficientemente dura para estampar mi cuerpo. En su lugar, me encontré siendo empujada a un sofá mientras él se paseaba por el suelo en frente de mí, exudando una intensidad que no había visto de nadie antes. Agarré los brazos de cuero blanco del sofá en el que estaba sentada, una forma de tranquilizarme a mí misma para el arrebato que este melancólico vampiro estaba a punto de tirar en mi camino.

Ver a Peter actuar como un toro viendo rojo, me hizo preguntarme si todos los vampiros eran como él. Meditabundos e intensos e incapaces de reír o incluso el menor atisbo de alegría. Recordé a Nicolas y Agus y como ellos parecían estar de un humor ligero y casual cuando lidiaban con nosotras las chicas en la tarde. Me pregunté cómo podían estar tan relajados cuando los Lanzani eran tan intensos y tensos.

Peter por fin paró de pasearse y quedó justo de frente a mí. Luego se sentó sobre el borde de la mesa y apoyó los codos sobre las rodillas, sus manos juntas, la mirada baja antes de pronunciar lo que fuera que estaba en su mente. 

—Lo que me contaste aquella noche… en el Santuario, la primera vez que me viste, ¿por qué lo dijiste?

Luché por recordar lo que le dije. Su presencia era tan abrumadora, tan consumidora, se sentía como si estuviera llenando toda la habitación. 

—No recuerdo…

—Estaba a punto de alimentarme de ti. Te dije que no podía evitarlo. Dijiste... 

—... que reconocía una excusa cuando escuchaba una y que no debías hacerte pasar por la victima.
  
—¿Soy una víctima?


Pensé que era una pregunta capciosa. Lo miré durante un par de segundos, preguntándome si se había dado cuenta de cuan loca sonaba la pregunta viniendo de él. ¡Por supuesto que él no era la victima! ¡No era el que había sido capturado contra su voluntad y encarcelado, en un ciertamente impresionante y lujoso pent-house, pero estando prisionero de todos modos!

Él era el rey de los vampiros, temido, venerado y admirado. ¿Cómo en la tierra podría ser la victima?

Estudié su apariencia, preguntándome qué era lo que pasaba por su mente. Antes de siquiera pensarlo lo alcancé y limpié la sangre de su boca con un pañuelo. 

—Te alimentaste de alguien.

Fue cuando dejó de respirar y sus puños se tensaron.

—Ella no era mucho mayor de lo que tú eres. Dieciocho o diecinueve. Era una Cazadora de la Oscuridad. El enemigo. Encontré placer en sacar cada poco de sangre de ella. —Alzó sus ojos azules para encontrarse con los míos y la menor de las sonrisas se formo en sus labios—. Lo disfruté de la misma manera que lo habría hecho contigo.

Me tensé, confundida por lo que estaba tratando de decir. 

—¿Por qué me estás diciendo esto, Peter?

Una expresión de dolor torció su rostro cuando empezó a hurgar con sus dedos. Sacudió la cabeza lentamente antes de responder:

Porque no quiero disfrutar de ello. De hecho, echo de menos ser la víctima, pero esa noche… tú me viste como alguien que juega el papel de una víctima... ¿Por qué?

Pensé un poco en ello.

¿Por qué dije eso? En ese momento, lo único que quería de él era que no me matara, pero pude haber dicho muchas cosas. ¿Por qué eso? Me atreví a tomar su mano antes de contestar. 

—Porque no creo que seas un esclavo de lo que te has convertido. No creo que simplemente no puedas.
 

Me miró con demasiada intensidad, empecé a preguntarme si había dicho algo malo, así que me relajé cuando su rostro de alguna manera se relajó y levantó una mano para peinar una hebra de cabello que había caído a mi cara. 

—Eres una maravilla.

Ante esa declaración, tuve que sonreír.

—Dudo que sea mucho una maravilla... Al menos no comparada contigo.

—¿Qué quieres decir? —Parecía sorprendido.

—Los guardias nos contaron sobre cómo eres una leyenda en la Sombra de Sangre, salvador de los vampiros. Todo sonaba bastante impresionante-

Él apartó la mirada, casi como si estuviera preocupado por lo que dije. 

Encontré eso extraño. Después de un cumplido de esa magnitud, esperaría de un chico el estar orgulloso, regodeándose, hinchar el pecho y tener esa mirada en su rostro para que todos supieran que en verdad era él quien hizo eso. Es definitivamente como Gas hubiera reaccionado. No Peter.

—Salvador de los vampiros… —se burló—. Se supone que debo reinar sobre los de nuestra especie. Dicen que mi reino traerá un verdadero santuario a los vampiros. No estoy seguro de si merecemos ser salvados. Después de todo lo que hemos hecho… después de todo lo que estamos haciendo... —Me dio una larga y significativa mirada y retiró la mano fuera de mi alcance—. Mira lo que te estamos haciendo.

A eso, no sabía cómo responder. Extrañaba mucho a Gas. No había un momento despierta desde que llegué aquí en el que él no estuviera en el fondo de mi mente, en el que no me estuviera preguntando en qué estaba pensando o cómo estaba lidiando con mi desaparición.

Me pregunté cuantos de los humanos que habían tomado habían sido separados de sus seres queridos. Para mi alivio, Peter no parecía interesado en una respuesta.
  
—Mi padre era un agricultor —comenzó—. Eso es lo que hicimos antes de convertirnos en esto. Nosotros cultivábamos trigo y plantábamos verduras. Era una humilde existencia, pero éramos felices. Entonces una noche, mi padre y Benjamin fueron a la ciudad para comerciar nuestros bienes. Candela y yo salimos por madera. Cuando regresamos nuestra madre estaba muerta, su sangre succionada. 


Tragué saliva mientras escuchaba y me imaginaba como se habría sentido.

—Candela juró que era una bestia salvaje. Me ridiculizaron pero yo sabía que era un vampiro. Solo tenía trece en esa época, pero estaba tan seguro de que un vampiro asesinó a mi madre, así que encontré una manera de unirme a los Cazadores de la Oscuridad. Por cinco años, fui uno de ellos y maté muchos, muchos vampiros. Así que imagina mi sorpresa cuando en mi decimo octavo cumpleaños, mi padre vino a casa y era un vampiro. Debí haberlo matado. Realmente debí, pero no pude. Aún era mi padre. Él convirtió a Benjamin, Candela y a mí esa noche. Me convertí en la misma criatura que había cazado, la criatura que odiaba.

—Si odias tanto a los vampiros, ¿por qué pelear por salvarlos? ¿Por qué establecer la Sombra de Sangre?

—Nunca fue sobre salvar a los vampiros. Los próximos cien años después de que fui convertido fueron sobre salvar a mi familia. Solo sucedió que no podía salvarlos a ellos sin salvar también a los que nos habían ayudado a sobrevivir. Nunca pensé que la Sombra de Sangre se convertiría en lo que es ahora.

No podía ni siquiera empezar a imaginar lo que esos años fueron para él, cuán atormentado se tuvo que sentir, pero si quería que reconociera que él era la víctima en su propia experiencia, no estaba a punto de darle eso. Él era demasiado fuerte, demasiado poderoso y demasiado influyente para desempeñar el papel de víctima.

—Lamento por lo que tuviste que pasar y estoy… honrada de que me hubieras dicho esas cosas, pero eres fuerte y eres un líder, te guste o no. En todo caso pareces ser el único aquí que tiene el poder para cambiar las cosas… para mejor.

—No sé cómo hacer eso.

—Bueno, ¿quien dijo que tenías que averiguarlo todo esta noche?

Agarré su mano, me levanté y tiré de él hacia arriba. No sé qué me poseyó para hacerlo, pero lo empujé hacia el sofá más grande, disfrutando de la curiosidad de sus ojos cuando me senté en el espacio junto a él. Suspiré antes de poner su brazo sobre mi hombro y acurrucarme junto a él.

—Ya hemos tenido mucho drama por una noche, ¿no crees?

—Es cierto. —Su tono parecía más ligero, más relajado mientras pasaba sus dedos encima de mí hombro desnudo—. Ahora que vergonzosamente he derramado mis agallas ante ti, tal vez es hora de que me digas más de ti.

Me quejé.

—¿Y profundizar en mi drama? No lo creo. Pasemos la noche introduciéndote a la versión de hoy de entretenimiento.

Agarré el mando a distancia y encendí el televisor de pantalla plana. No pude hacer más que sonreír por la fascinación que despertó en sus ojos.

—¿Qué en la tierra es eso? —preguntó.

—Un espejo mágico —bromeé con él antes de explicarle de la mejor manera posible que era un set de televisión. Le pregunté si quería ver una película, recordando la extensiva colección de DVD’s que habíamos encontrado antes esa noche. Le pedí que eligiera una película y volvió con dos elecciones muy interesantes Chicago y El Padrino . Era casi un reflejo de la clase de persona que era —un músico y un asesino cuya lealtad a la familia se interponía ante todo— de cualquier manera, atormentado, con la oscuridad que constantemente se cierne sobre él.

Como yo no estaba para ver ninguna película, le sonreí, recordando su solicitud y cómo Candela se las arregló para hacer que sus seguidores hicieran que se haga inmediatamente.

—Tengo una mejor idea.


Me hizo gracia la mirada interrogante que me dio cuando me levanté, puse los DVD’s que escogió en la mesa de centro. Agarré su mano y tiré de él hacia la sala de música. El verdadero placer en sus ojos cuando vio el cuarto era casi entrañable: como si fuera un chico a quien se le muestra un cuarto lleno de sus juguetes favoritos. 

—Candela lo hizo tan rápido...

—Tu hermana realmente te ama… —Había amargura en la forma que dije las palabras, celosa de que tuviera una familia que adorara el suelo por el que él caminaba mientras yo tenía una familia que me abandonó y me dejó al cuidado de otra familia.
Se sentó frente al negro piano de cola y dio un golpecito en el espacio junto a él.

—Siéntate.

Note como él nunca me decía por favor. Con él, no había nunca peticiones, solo órdenes.

Rodé mis ojos, no acostumbrada a que me dijeran qué hacer. Los Dalmau nunca me prestaron demasiada atención a lo que hacía o no hacía mientras no me metiera a mí misma o a sus hijos en problemas. Gas no era muy autoritario cuando se trataba de mí. Había algo acerca de Peter a lo que pensé que nunca me acostumbraría, pero de todas formas, me encontré sentada junto a él mientras tocaba una fascinante melodía que simplemente me dejó sin aliento. 

En medio de su actuación, me di cuenta que este era exactamente el efecto que Peter Lanzani tenía en mí: siempre se las arreglaba —de una forma u otra— para quitarme el aliento.  

5 comentarios:

  1. Me muero que buena nove!!!

    MAS!!

    #Soo

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  2. más fueron muchos días quiero más! Besos Naara

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  3. Yeni!! ya extrañaba la nove!! =D
    Y si Lali te va a dejar sin aliento!

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  4. Yo quiero que se enamoren se casen y tengan hijos y que la combierta en vampiro!!

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